martes, 29 de abril de 2014

Me siento re mal, le puse los cuernos a mi novio



Estaba super enfadada, y super deprimida también, vale que lo estábamos pasando mal, pero un aniversario es un aniversario joder, llevamos celebrándolo 5 años ¿y ni siquiera se acuerda?

Se fue a trabajar después de comer, y, en mi soledad, decidí que iba a desahogarme.

Fui a la casa de un amigo de Javi que había intentado entrarme cientos de veces, hasta que Javi le pilló haciéndolo y le dejó claro que desistiera. El tío estaba bueno, pero yo estaba enamorada de Javi, así que nunca le hice mucho caso. Si bien es verdad que alguna vez me había me había pasado por la cabeza en plan fantasía, pero nada más. Se llamaba Ángel, era de la edad de Javi, era de su misma estatura pero se le veía bastante fuerte, siempre me pusieron los hombres grandes. El caso es que fui a su casa, vestida con unos pantalones blancos ceñidos, una blusa con ligero escote, sin sujetador (lo cual permitía a mis tetas moverse con total libertad), y unas sandalias de tacón monísimas, y le piqué:

¡Hombre, Naty! ¡Vaya sorpresa! ¿A dónde vas tan guapa? - me miró de arriba abajo, yo recé porque se diera cuenta de la libertad de mis tetas, y le sonreí el piropo, a la vez que nos dábamos dos besos.

¿Qué tal, Ángel? Venía a verte, hace mucho que no se de tu vida.

Lo cierto es que me has alegrado el día, Naty. Pasa, y siéntate, vamos a tomar algo.

Yo entré delante de Ángel, moviéndome sensualmente, y me indicó un sofá en la salita. Me senté, y al rato se sentó él con unos cacharros, sabe que me encanta el DYC Cola.

Empezamos a beber, y a ponernos al día, siempre con una chispa de coqueteo entre los dos. Me sirvió otro y yo empezaba a soltarme más, empezamos a hablar de chicas, porque él estaba soltero, y mientras me soltaba no se qué mierda sobre una tal Lorena le solté: "Quiero que me folles". Él se quedo de piedra unos instantes, me miró a los ojos, y se lanzó a comerme la boca.

Yo le quitaba el cinturón, quería ir al grano, y él metía las manos por debajo de mi blusa en busca de mis tetas, las cuales le esperaban sin nada de por medio, cosa que le iluminó la cara. Me quitó la blusa y me quedé en tetas delante de él, con mi piel blanquita y poniéndole los cuernos al capullo de mi novio. Yo ya había conseguido sacar su polla dura del pantalón y la masturbaba, mientras él me comía entera, las tetas, los hombros, el cuello, la boca. Estaba en el paraíso, con ese trozo de carne caliente y dura en mis manos y con un tío babeándome entera.

Se quitó la camiseta y empezó a bajarme los pantalones. Yo se lo facilité desabrochándome los tacones. Y allí estaba, con un mísero tanga, delante de uno de los grandes amigos de mi novio. Sólo eso ya me mojaba entera. El tío se puso a comerme el coño apartándome el tanguita a un lado, y yo estaba que me moría, mirando con avidez esa polla que quería dentro de mí ¡ya!

Con una cara de cachondísima total le dije que me la metiera ya. Él se quito lo que le quedaba puesto y me la metió a pelo. Mientras me follaba nos comíamos las bocas y todo lo que se pusiera de por medio. Después de un rato me puse encima de él, dándole el espectáculo de mis tetas en movimiento. Le metí la cabeza entre ellas y empecé a correrme como una perra. Dios, cómo lo estaba disfrutando. Él no se corrió, así que me bajé de encima de él y le comí esa polla brillante, qué puta me sentía. Seguí comiéndole el rabo hasta que se corrió en mi boca. Después me lo eché encima de mis tetas y nos estuvimos enrollando un rato. Cogí mis cosas, me vestí, sin limpiarme las tetas ni nada, y me despedí de él con un besito con lengua.

Luego estuve en un bar tomando una copa, y aguantando a algún que otro baboso que me preguntaba si estaba sola. Ya de noche volví a casa.

No había nadie, así podía limpiarme un poco.

Pero al pasar a la salita me encontré con la típica cena con velas, Javi había encendido también incienso, y estaba todo muy guapo. Al verme vino hacia mí guapísimo, me besó y me dijo que quería que habláramos, que era muy importante.

Yo estaba avergonzada, con las tetas llenas de babas y de semen seco. Y empezaba a arrepentirme de lo que había hecho. ¿Porqué soy tan idiota?

Se puso a decirme que sabía lo mal que lo habíamos pasado por tonterías, que durante todos esos días, a pesar de estar juntos en casa, me había echado de menos. Que llevaba dos semanas esperando a este día para decirme todo esto... Dios, era todo muy bonito, era el mejor aniversario que se me podía ocurrir para el estado en el que estábamos. Y lo había preparado él. Y yo follándome al imbécil de Ángel. Dios, me sentía como la mierda.

Empecé a llorar por todo, por haberle puesto los cuernos y por lo bonito que era todo lo que había Javi. Él me abrazó, nos besamos, y le pedí que me dejara ir al baño a cambiarme. Allí me duché y, al mirarme en el espejo, me sentí como una mierda...



viernes, 25 de abril de 2014

Que fin de semana

Ese fin de semana fuimos a viajar para tener un rato de locura para  queria conocer un chico que le hable con el via web y  se veia muy simpatico y quize verlo, asi que lo busque e igual quedamos en encontrarnos..

Era viernes por la noche, mis amigas y yo fuimos a cenar, después Alejandro me llamó al móvil para decirme donde estaba. Llegamos a la discoteca, el nos esperaba en la puerta junto con un amigo.

- Hola Sandra – me saludó Alejandro – estas preciosa me encanta tu vestido (me había puesto un vestido azul marino liso con tirantes gruesos, me llegaba por encima de la rodilla y también llevaba unos zapatos de tacón a juego, debajo llevaba un conjunto de lencería de encaje de color negro y como hacía calor en vez de medias, me puse unos pantis de verano a juego con la lencería como las escorts barcelona

- Por fin nos conocemos en persona Guapo. Estas son mis amigas, Ana… - Encantada (dos besos) – dijo Ana

- Y Carla- Continúe presentando mientras se daban dos besos.

- Hola yo soy Miguel – Se presentó su amigo.

- Bueno chicas – dijo Alejandro - ¿Vamos dentro?

- Claro – respondí.

La discoteca estaba abarrotada de gente, nos apartamos un poco del bullicio y los chicos fueron a por las bebidas.

- Vaya dos tios!! Sandra- dijo Ana

- Si, sobre todo Alejandro – dijo Carla Dejaron las copas en una mesa de al lado, mis amigas se integraron entre la multitud y se pusieron a bailar y yo hice lo mismo aunque Alejandro y Miguel me llevaron a una zona que era quizás la más abarrotada.

Empezaron a bailar los dos me abrazaban y yo me puse de espaldas a Alejandro y me agarraba a las caderas de  Miguel, comencé a bailar sensualmente, Alejandro me cogió con una mano de la cintura, pegó su paquete a mi trasero, podía notar su erección. Miguel me cogía con las dos manos por mi pelvis, y los tres comenzamos un baile erótico de rozamientos sensuales uuf parecia escorts madrid

 - ¡Como me pones Sandra!- expresó Alejandro mientras metía su mano por debajo de mi vestido.

 - Como te realza el escote el sujetador- dijo Miguel

- ¿Por qué no vas al baño y te quitas las bragas?- pidió Alejandro.

- Mmm, si ve a quitártelas – dijo Miguel

Me daba tanto morbo la situación que no me lo pensé, al cabo de un rato volví junto a ellos. Miguel empezó a besarme en los labios, Alejandro metió su mano bajo mi vestido introdujo dos dedos en mi sexo húmedo y caliente por a morbosa situación.

Miguel metió una mano bajo mi escote y me acariciaba las tetas, pellizcaba mis pezones. Alejandro continuó su juego, y aprovechó mis jugos para lubricarme el ano, yo estaba en una nube de placer y excitación y de repente la sentí dentro de mi coño, dura, grande, caliente, la metió de golpe y como pudo, comenzó a sacarla y a meterla, su amigo me besaba los labios, el cuello y hubo un instante que sacó uno de mis senos para poder chuparlos con la lengua, luego lo metia bajo mi sostén y sacaba el otro. Alejandro sacó su pene, me di la vuelta, ahora le tocaba a Miguel, que me empezó a follar el ano y luego fue a por mi coño, mientras yo masturbaba a Alejandro. Los dos estaban tan cachondos que se las ingeniaron cogiéndome en brazos, y me pusieron a la altura adecuada para que mientras a Miguel me la metía por el ano, Alejandro lo hacía por el coño. Cada vez iban más rápido, y más, y yo empecé a correrme mucho, y ellos tras estar bastante rato follandome fuerte, se corrieron dentro de mi, Miguel en mi ano y Alejandro (que sabía por nuestras conversaciones que yo tomaba la píldora) se corrió dentro de mi coño.

Los tres tuvimos que ir al baño a limpiarnos, estábamos bien perdidos. Sobre todo yo que además me preguntaba si se notaria que por mis piernas chorreaba un poco de mi corrida mezclada con la de ellos. Cuando salimos del baño, nos fuimos a sentar a una zona de sofás a tomar unas copas tras el polvazo morboso en publico…ufff…que bien me sentía…luego estuvimos hablando y Alejandro que vive solo, nos propuso a su amigo y a mi que fuéramos a su piso a seguir la fiesta y a follar…



lunes, 21 de abril de 2014

Dejame ser tu maldita puta



Lo conocí en el grupo de estudio de ciencias. Me di cuenta de que estaba intentando agradarle cuando observé que los amigos me sonreían y guiñaban. Pensé que tal vez hubiera amanecido algo desanimada y que en todo caso, no me vendrían mal algunas miradas anhelantes y sonrisas corteses, sólo eso.

Pocos días después, en la siguiente toma de conciencia descubrí que en verdad deseaba gustarle, pese a molestarme su impuntualidad y sus evidentes mentiras "engrandecedoras" o "dignificadoras" cuando se le preguntaban cuestiones personales. Me trataba con deferencia, pero su timidez se imponía.

-¿Qué, vienes conmigo a bailar el sábado por la noche?

-Me encantaría salir contigo, pero no sé bailar. No tengo gracia, lo siento.

-Bueno, eso se arregla. Te espero entonces el sábado en mi casa, ¿recuerdas dónde, no? Fue ahí donde estudiamos lo de Plank.

-Pero en verdad...

Lo callé con un beso y salí.

Llegó el sábado, yo ya estaba arreglada, tenía puesta una pieza de reggae y bailaba descalza en la sala, él llegó sin una flor, sin la ropa adecuada, pero con una sonrisa que me hizo desearlo.

-Pasa, me pongo los zapatos, ¿te ofrezco algo antes?

-No, gracias, no tomo.

-Bueno, a ver, te enseño.

Lo tomé con ambas manos por la cintura y comencé a bailar, sonriendo por su azoro. Al terminar la pieza dejé su cintura y me recosté boca arriba en la alfombra. Fue claro que él no sabía qué hacer, pero tras unos segundos se recostó de costado a un lado mío. Observaba mi rostro y mi pecho y comenzó a hablar de libros evadiendo el encuentro con mis ojos. Me incorporé un poco y lo besé hundiendo mis manos en su pelo. Él respondió tímidamente, casi a la fuerza introduje mi lengua entre sus labios.

-¿Quieres ser mi novia, Estela?

Yo reí. Él pareció retroceder. Pensé que si ya había traído a este hombre a casa, si me agradaba su trato cordial y su actitud de saberlo todo, si lo había ya besado y él cedía, podía apostar fuerte y confesar la fantasía.

-"Déjame ser tu puta".

-¿Cómo?

-Sí, quédate aquí, pasa la noche conmigo, llámame por el nombre que te guste, ordéname complacer tus fantasías.

-Es que yo no...

-No te pregunto lo que has hecho, sólo cuéntame lo que has soñado, lo más tierno, lo más asqueroso y pídelo. Tú no preguntes lo que he hecho, úsame y disfrútalo.

Andrés se transformó en otro hombre, aún algo temeroso, metió sus manos por debajo de mi blusa, acariciando mi abdomen, cada vez con más ansia subió a mi pecho mientras me observaba cautela. Sonreí y él sacó sus manos, tomó la blusa por la orilla inferior y me despojó de ella en silencio. La dejó caer y desabrochó el sostén.

-Quiero besarlas

-¿Las qué? –pregunté con picardía tomando su cabeza y acercándola a mi pecho- ¿estas? Anda, mis tetas son tuyas, puedes besarlas, lamerlas, estrujarlas, morderlas.

Esa fue la última invitación que hizo falta. Él comenzó a besar mis senos, a mamarlos, a juguetear su lengua contra mis pezones, para subir luego a besar mi cuello. Sus manos se deshacían de su camisa mientras me besaba el rostro, lamía mis hombros, daba pequeñas mordidas en mi abdomen.

–¡Qué bella eres, mi Laura, mi Beatriz, mi Melusina, mi mujer, mi puta! Ven, pega tu pecho al mío, abrázame.

Yo obedecí y él pasó sus brazos bajo los míos para bajar la cremallera de mi falda, metió sus manos por debajo de mi ropa interior y la deslizó un poco hacia abajo acariciando mis nalgas. Inesperadamente, las palmeó con algo de fuerza. Yo me abracé más a él, presionando mis senos contra su pecho y besé su cuello.

-¿Te gusta, mi putita? ¡Que rica eres! ¿pero qué tan puta?

-Pide. Yo haré lo que quieras.

-Arrodíllate, desvísteme, quiero ver cómo te comes mi verga.

Yo estaba a mil, me ponía increíblemente caliente este hombre tímido que se atrevía a ordenarme sus fantasías. Me arrodillé, desabroché y quité su cinturón, bajé su bragueta, introduje mis manos entre su ropa y la deslicé acariciándolo, como él había hecho. Observé su pene erguido, besé su punta, lo lamí lentamente hasta la base, besé sus huevos, volví a subir lamiendo su tronco, puse mis labios entrecerrados rozando su punta y sentí como me tomaba por el cabello y tiraba de él un poco, apenas lo suficiente para hacerme quejarme y aprovechar la apertura, jaló mi cabeza hacia él introduciendo de golpe más de la mitad de su verga en mis labios. Era delicioso, estaba caliente, tensa. Me encantaba que sus manos no me permitieran más que seguir, yo ya estaba completamente húmeda por estar siendo sometida en mi sala por él, mi mano izquierda estrujaba su nalga, bajé la derecha para acariciarme. Él comenzó a gemir y soltó mi cabeza.

-Basta. No te toques. ¿Te hace falta? Para eso estoy yo, vas a gritar como la puta que eres.

Levantó las piernas para deshacerse de la ropa que estaba aún en sus pies, se agachó a recoger el cinturón se paró detrás de mi, sostuvo mis manos y las sujetó con él por detrás de mi espalda, luego me tomó con delicadeza por la cadera y me condujo al sillón, me reclinó en él, subió sus piernas a los lados de las mías, apuntándome sin entrar. Besó mis labios, mi rostro, mi cuello, acariciaba mis senos, sus dedos rozaban mis pezones, lamía mi oreja. Mientras mis manos estaban sujetas tras mi espalda y mis piernas bajo las suyas, me desesperaba, para que se lo pidiese.

-¡Ya!, ¡por favor!, ¡penétrame!

Sostuvo mi cadera con ambas manos y con un único y rápido movimiento insertó por completo su verga en mi. Yo grité de placer, él reía.

-Muy bien, mi puta, así te quería yo hacer gritar.

Comenzó a bombearme con rapidez y fuerza, como si ya llevase tiempo dentro de mi. No tardé casi nada en sentir que mi cuerpo se contraía violentamente en un estallido de gozo. Él sonrió, sacó su miembro bañado en mi orgasmo y comenzó a restregarlo con fuerza en mi clítoris hasta hacerme terminar de nuevo.

Bajó del sillón, se arrodilló en el suelo, puso mis piernas sobre sus hombros y comenzó a lamer mis labios vaginales, atrapó mi clítoris entre sus labios y tiró un poco dos o tres veces, recorría a lenguetazos mi entrada, luego su lengua me penetró, acariciando por dentro mis paredes, se retiró un poco para que lo viese relamerse los labios. Entonces puso su pulgar sobre mi clítoris y lo presionó un poco mientras, haciendo un racimo con el resto de sus dedos, los introducía en mi, comenzó a moverlos en círculo, luego a separarlos y cerrarlos dentro de mí, cuando estallé en otro orgasmo sobre su mano, la retiró, se levantó, embadurnó mis jugos en su verga.

-¿Quieres más, quieres que termine dentro de ti?

-Sí, quiero, quiero más.



Él asintió, me ayudó a levantarme, me dio vuelta, desató mis manos, tomó mi blusa del suelo y la giró sobre sí misma, se paró frente a mi, me besó.

-Bueno, preciosa, abre la boca. Voy a amordazarte con esto, ¿está bien?

Yo abrí la boca y lo dejé hacer, pensando qué seguiría.

-A gatas sobre la alfombra, mi puta.

Yo obedecí, él se hincó detrás de mí, acarició mis nalgas, lamió la línea media de mi espalda, me dio un par de nalgadas. Luego tomó un seno mío en cada mano, recostó su pecho en mi espalda y me susurró al oído.

-Ahora aguanta putita. Te va a encantar cómo te culeo.

Yo no podía protestar nada y antes de darme tiempo a moverme, sus manos se cerraron con fuerza en mis senos mientras su verga ardiendo me penetraba el culo de un golpe llenándome de dolor. Fue una entrada brutal, pero la blusa ahogaba mis gritos, traté de hacerme hacia delante para alejarme, pero sus manos presionaron con más fuerza mis senos.

-No huyas, espera. No voy a moverme dentro hasta que quieras, pero no pienso salir, eres mi puta, ofreciste serlo. Relájate, amor, date oportunidad de sentir placer.

Yo asentí, sintiendo que mi culo ardía y pensando que nunca querría moverme, que iba a estar ahí siempre, con ese hombre inmóvil en mi. Poco a poco, sus manos se relajaron y la presión en mis senos se volvió caricia, él besaba mi nuca y mi cuello, acariciaba mi abdomen, mis piernas.

-Mi hermosísima Laura, así, mi Beatriz, mi Estela, así, mi puta querida, mi mujer amada, me encantas.

Al oírlo me di cuenta de que yo había comenzado a mover mi cadera hacia él, que me lo estaba follando con el culo, que me gustaba. Continué cada vez más rápido oyendo su respiración entrecortada, sus gemidos, sintiendo sus manos aferrar mi cadera y luego todo su cuerpo convulsionarse de placer sobre el mío. Cuando él salió, me recosté boca abajo sobre la alfombra, él se dejó caer a mi lado, acarició mi espalda, mi cadera, mis nalgas. Luego deshizo el nudo detrás de mi cabeza, hundió su nariz en mi pelo, besó mi nuca, mis hombros. Volvía a ser el hombre tímido y dulce.

-Eres bellísima, Estela. ¿Te lastimé demasiado?

Yo sonreí.

-¿Te gustó?

-Sí. Me gustó mucho. ¿El martes nos vemos en el grupo de ciencias?

-Mejor no.

Su respuesta me dejaba indefensa. Yo con mi autoconcepto de bella, con mi experiencia, con dos o tres admiradores constantes había procurado seducir y complacer a un hombre y al parecer, no había logrado lo suficiente. Sentí ganas de llorar, pero estaba cansada y no quería hacerlo. "Quisiste ser su puta, eso eres. Las buenas putas no lloran si se va el cliente" pensé para controlarme. ¡Por Dios, en menos de dos semanas me había enamorado de un feo asistente de laboratorio en física! Vaya momento de darme cuenta.

-Ve tú entonces, sabes más que yo –murmuré sintiendo que si decía algo más largo que eso estallaría en llanto.

-Cásate conmigo.

-¿Cómo?

Había sido tan inesperado, pero sonaba tan sincero.

-Bueno, vive conmigo al menos. Te necesito, mi amada putita.

Él también estaba enamorado. Sonreí al darme cuenta, mi mano buscó la suya en la alfombra.

-¿Eras virgen, Andrés?

-No. Lo hice un par de veces, cuando muchacho, un tío mío le pagó a una mujer para instruirme.

Pobre puta –pensé- tenerlo y perderlo.

-Sí, Andrés, soy tuya, soy tu mujer y deseo serlo siempre, pero no, no nos casamos, "déjame ser tu puta."


jueves, 3 de abril de 2014

Tarde de bar con la amiga se mi ex



Era una tarde cualquiera, uno de esos aburridos días que tienes por delante con la agenda vacía y no eres capaz de encontrar algo entretenido con lo que llenarla. Y como por arte de magia, recibes una llamada con algo que te despierta interés. Recibí la llamada de una buena amiga que me comentó que inauguraban un local en el que trabajaba hasta ese momento los fines de semana, pero que lo empezaban a abrir por las tardes, por lo que me invitada a pasarme para ver el local y tomar algo cómodamente.

Me apetecía.. realmente me apetecía. Así que revisé mi agenda de móvil buscando alguien con quien ir, ese proceso que no tarda demasiado porque para salir de fiesta te vale casi cualquiera pero para tomar algo una tarde tiene que ser alguien con quien sepas que no vas a aburrirte en absoluto J

Aquí entra en juego mi ex­-pareja Laura.

Mmm.. qué buenos recuerdos guardo con ella pensé, y me perdí durante varios minutos….

(Estoy en mi casa y ella está esperándome en mi habitación, en mi cama.. me doy una ducha rápida para estar fresquito y aun más rico para ella. Casi sin secarme por las prisas voy corriendo hasta la cama desnudo y ummm.. ella ya me ha ahorrado ese trámite. Está preciosa… ese cabello rubio, esos ojos claros, esa cara que me mira con vicio. No pierdo un segundo en deslizarme bajo las sábanas y aparecer entre sus piernas con mirada pícara. Comienzo a dar mordisquitos por sus muslos, a deslizar mi lengua dejando un rastro húmedo por donde pasa y justo antes de llegar a su sexo y notando como su respiración se acelera.. paso al otro muslo y repito la jugada. De nuevo estoy a punto de llegar a su sexo y esta vez.. ella me agarra fuerte del pelo y con voz susurrante me ordena,

-Alber cómeme ya el coño!

No puedo sino obedecer y comencé a rodear su clítoris con mi lengua, sé exactamente cómo le gusta que lo haga y que mi propósito es que se corra en mi boca.. que se corra para mi!!

Mis manos recorren sus caderas, su vientre planito, buscan sus pechos y pellizcan sus pezones a medida que aumento el ritmo y la presión con la que mi lengua frota y frota su clítoris.

Comienzo a notar cómo sus piernas se van descontrolando y se mueven como por espasmos, es curioso que pueda ejercer ese efecto en ella desde mi lengua en su coño. Pero ummm me encanta!

Presto atención a su respiración, a sus gemidos y de vez en cuando alzo la mirada para ver su carita de placer, como se retuerce en la cama y sujeta la almohada como en un intento fallido de no gritar demasiado.

Y en un instante siento que viene.. siento que ya llega.. los gemidos aumentan en ritmo y volumen, sus manos aprietan fuerte mi cabeza para que no afloje el ritmo y yo al tiempo que succiono su clítoris paso mi lengua arriba y abajo hasta que..

-Ahhhhh..!! Ohh dios Alber Siiiii… Me corroo o o o o ooo…!!

Ummm.. delicioso.. sus piernas desbocadas, sus gritos ensordecedores y el sabor de su corrida es néctar de Dioses.

-Es tu turno!

escucho tan claro que hace que mi polla en tan solo dos segundos se ponga plenamente dura..)

Salí de mi recuerdo con un claro ejemplo de los efectos que aun produce en mí y mirando mi entrepierna vi que tenía una erección increíble.

La escribí por whatsapp y aceptó encantada, comentándome que iría con una amiga con la que pasaría la tarde.

Bueno, cuantos más seamos, más reiremos suelo decir siempre J

Dio la hora acordada, en Moyua y ya de lejos vi dos mujeres altas, llamativas, realmente preciosas, una era Laura pero y la otra amiga? Joooder pensé.. está buenísima, carita preciosa.. alta.. unos vaqueros que se ciñen a unas piernas largas y un culito que ummm.. seguro que está delicioso.

Traté que no se notaran mis pensamientos en mi cara y dando dos besos a cada una fuimos al local donde nos esperaban.

Entre charla amena.. risas.. llegamos al local y nos pedimos unos tés que pintaban casi tan ricos como mi nueva amiga Sandra. De manera que me sorprendía, nos dedicábamos un sinfín de miradas y aprovechando que estaba sentado a su lado, procuraba acariciar su pierna con mi mano cada vez que le hablaba directamente a ella. No parecía disgustarle y me dedicaba una enorme sonrisa de dientes blancos y labios que gritaban en mi cabeza, BE-SA-LA Alber..

Laura, haciéndome un guiño y sin esperármelo, saca a relucir justamente ese pensamiento que me había invadido unas horas antes y le recomienda encarecidamente a nuestra amiga Sandra, que no deje de probarme, que soy un amante estupendo y que debería probar en sus carnes lo que es sentirme con ella..

Me sorprendió que Sandra lejos de ruborizarse, mostraba interés por el tema y entre risas volvía a dedicarme miradas que yo interpretaba como pícaras y justamente así era como yo se las devolvía.

Sandra comentó que tenía novio desde hacía ya cuatro años, pero que no estaba en su mejor momento, que ya no sentía esa chispa ni esas ganas del chico en cuestión. Por lo que no lo vi un mayor problema y si una posibilidad de uno y cientos momentos cargados de morbo y placer entre nosotros.

La charla no se desviaba del tema Alber-buen amante-entregado-Sandra-pruébalo y yo cada vez estaba sentado algo más cerca de ella de forma que mi pierna hacía contacto permanente con su pierna y cuando nos girábamos para dirigirnos la palabra, a mi impresión, nuestras bocas quedaban deliciosamente cerca.

Vahh.. sueñas Alber!! Pensé en ese momento.

Sandra se levantó diciendo que iba al servicio y que preguntaría en la planta de arriba por su ubicación, ya que ninguno de los tres lo sabíamos.

Al desaparecer subiendo las escaleras mis ojos no se desclavaban de esas piernas, de esa cinturita.. y sin pensarlo dije:

-Laurita cariño, voy a subir a indicarle dónde queda el servicio que si no hay nadie arriba no lo va a encontrar.

Ni corto ni perezoso me eché escaleras arriba y ahí la encontré, mirando a los lados en busca del servicio y acercándome por su espalda la sujeté por la cintura y le susurré al oído;

-Sandra, me dejas que te guíe hasta el servicio..?

-Claro Alber, me dejo llevar.. dijo en voz baja con una medio sonrisa pícara.

Sin perder mi sitio tras de ella acariciando su cintura la fui guiando y una vez en la puerta me detuve, no sabía si ella había aceptado mi invitación en la forma que yo muy sutilmente la había lanzado pero no tardó en sacarme de dudas.

Se dio la vuelta y pasando su mano por mi nuca, me acercó hasta que nuestros labios chocaron como la mar choca contra las rocas, de esa manera pasional, fuerte, dura pero a la vez suave, con sus labios decorados por gloss labial se deslizan en los míos, mi lengua dentro de su boca buscando pelea con su lengua y sin dejar ese beso tal delicioso nos ocultamos en el baño y cerramos el pestillo.

No hubo diálogo alguno, no hizo falta, tan solo la semi-oscuridad del lugar y nuestros deseos nos llevarían al punto que los dos deseábamos.

Entre besos y caricias, unos zapatos por aquí.. un pantalón por allá.. camisetas.. quedamos prácticamente desnudos y en ese momento me dijo;

-Alber, llevo una hora escuchando lo buen amante que eres y que debería probarte, pues bien, aquí me tienes y quiero que me hagas lo que hacía enloquecer a Laura.

Antes que terminase la frase mis manos estaban acariciando su sexo suavemente, con las ganas y la dulzura de ese momento, los besos pasaron a ser mordiscos por su cuello y tratando que notase mis uñas por su espalda y su culo.

Fui dejando el rastro de saliva por su cuello de un lado al otro, lamí su barbilla, sus labios y al tiempo que alcé su cabeza para que mirase al techo deslicé mi lengua por su nuez y bajando me detuve en sus pechos. Rodeé sus pezones con mis dientes y los pellizqué suavemente notando como se endurecían dentro de mi boca y al tiempo sintiendo cómo su coño estaba ya mojando mi mano dejé entrar dos deditos y llegué con ellos al máximo que entraron, al mismo tiempo que se escapó su primer gemido.

No sería el último de ese día, era mi propósito claro.

Mientras suavemente mis dedos entraban y salían de ella, iba sintiendo su respiración en el silencio del servicio. Me fui agachando sin dejar de besar y morder cada parte nueva de su cuerpo que me iba encontrando. Su vientre.. sus caderas.. su monte de Venus y.. por fin, su ardiente coño.

Abrí sus labios con mi mano para dejar su clítoris al alcance de mi lengua y lo acaricié con ella desde su agujerito donde aun estaban mis dedos dentro hasta su clítoris escuchando esta vez su segundo gemido.

Se apresuró a agarrarme del pelo y yo hábilmente esquivé su intento. Me separé unos centímetros y coloqué nuestras camisetas en el asiento del servicio. Con suavidad la senté y arrodillándome ante ella sujeté una de sus piernas y la puse sobre mi hombro, tratando de maximizar su comodidad.

Acaricié sus piernas con mi lengua de nuevo en mi juego preferido, hacer que se muriese de ganas por sentirme plenamente centrada en su coño, y cómo si leyese mi pensamiento me dijo;

-Alber, no me hagas desearte más, ya estoy muerta de ganas por sentirte!

De nuevo obedecí y esta vez no pasé de largo su coñito sino que dejando entrar de nuevo dos dedos dentro de ella dejé a la vista su clítoris y lo hice mío. Mi lengua tenía más ansias de ella que de nadie jamás y traté que lo notara. Succionaba con fuerza y al tiempo pasaba mi lengua contra él, suave pero con firmeza como queriendo desgastarlo poco a poco.

A medida que su respiración se agitaba mi ritmo de la lengua aumentaba y con ello el ritmo al que mis dedos entraban y salían de su coño con ese ruidito tan delicioso que hacían sus jugos al movimiento de mi mano. Ummm..

Noté sus manos en mi cabeza apretándome contra ella, casi no podía coger aire pero nada me importaba, tan solo lograr tener su corrida en mi mano, en mi boca, y mirar su carita de placer en ese momento.

Escuchaba de fondo como gemía y decía como para sí misma, más Alber más.. cómemelo más fuerte, más rápido y no pares.. estoy a punto nene..!!

Aumenté la velocidad a la que frotaba con mi lengua y mi forma de follarla con los dedos se volvió más agresiva, en mi hombro sentía como su pierna daba síntomas de estar cerca de ESE momento y me animaba a no disminuir las sacudidas lo más mínimo. De repente sentí cómo me tiraba del pelo, como sus gemidos dejaban de ser contenidos y entre gritos y sin dejar de chuparla lo sentí..

Se estaba corriendo, se estaba corriendo para mí y lo hacía de una forma increíble, deliciosa, y sus jugos resbalaban por mi mano y los lamía sin querer dejarme nada sin saborear. Estaba jodidamente rica.. toda ella!!

Nos vestimos entre risas y miraditas de vicio, y bajamos las escaleras camino dónde habíamos dejado a Laura pero.. Laura no nos había esperado. Se había ido a casa así que nos paramos en la entrada del bar y mirándonos el uno al otro con gesto pícaro me dijo;

-Alber, te debo al menos uno no?

Le guiñé un ojo y agarrados de la cintura nos dirigimos al hotel más cercano. Con más ganas aun que al principio de vernos.