jueves, 10 de julio de 2014

Mi flaca ninfómana



Nos quedó sonando el tema y tiempo después contactamos un grupo de swingers por un aviso de El Tiempo  que es el periódico local de Colombia, yo llamé y quien me contestó me dijo que preciso esa noche tenían una integración en Teusaquillo (un barrio colonial, tradicional de Bogotá), que si nos interesaba  la condición era, ser atractivos, liberales y llevar su propio trago (licor), y que además se reservaban el derecho de admisión, yo le dije que ok, me dio la dirección y al rato llegamos al sitio, cuando vieron entrar a la flaca conmigo, se sorprendieron, ella es sencillamente despampanante, cara hermosa (es muy parecida a una modelo colombiana llamada Andrea Serna, sólo que menos alta), rubia, delgada y unas tetas 34B ¡espléndidas! Nos dijeron: “Sigan que ya vamos a empezar”.

Entramos y  habían unas 20 personas, pero solo 3 ó 4 de nuestro perfil, el resto eran muy maduros o gente “nada que ver” como decimos aquí, la flaca se sintió incómoda en un principio y me dijo: “cuando te diga nos vamos, nos vamos, ¿ok?” Le respondí: “fresca que no va a pasar nada que no quieras que pase”, nos presentamos y nos sentamos en círculo, habían conmigo unos 13 tipos y 7 u 8 mujeres, empezamos a jugar a la famosa botella, versión criolla de “truth or dare” o “la verdad o se atreve”, mi flaca estaba un poco incómoda al principio, pero, conociéndola como la conozco, yo sabía que el brandy la ponía a mil, previamente compré una botella de “Napoleón”

Con el correr de los tragos y las penitencias ella fue aflojando, al punto de desinhibirse más de lo que yo esperaba, pues establecimos una regla: “al final  los hombres desnudos y las mujeres en una prenda, top o panty”,  pero ella, ya prendida, estaba en top y panty y le tocó quitarse una prenda, le preguntamos, ¿qué te quitas, el top o el panty?, ella hizo la cara de enferma que bien conozco y dijo: Ahhh, que putas, ¡quitémonos todo!

Y se desnudó. Ese fue el detonante, comenzó el desorden, pero yo aún no veía algo que me gustara, así que decidí darle gusto, le pregunté qué quería hacer, me dijo: “quiero estar contigo y otro tipo, doble penetración”, respondí: escoge, miró alrededor y vio a un calvo medio-atractivo y dijo: “él”, entonces lo llamamos y el hombre, un poco nervioso dijo, listo, pero estoy con un amigo, el amigo, un flaco alto y desgarbado, se paró y empezó a insistir en que los tres la podríamos atender mejor, ella no estaba muy convencida hasta que le miró la “herramienta”. El hombre era literalmente, ¡un trípode! Entonces le dijo “listo, pero te pones condón”. Nos pasamos a un costado de la sala y empezamos el jaleo y ella decidió mamarnos la verga a los tres al tiempo, luego empecé a lamer su conchita y fue entonces cuando dijo, amor, ¿me traes el bolso que se quedó allá?

Yo salí y me quedé mirando la orgía que se desató afuera por unos minutos, cuando regresé, me quedé atónito: la que al principio no quería, estaba cabalgando al flaco como una endemoniada mientras casi le arrancaba la verga al calvo con sus mamadas, yo me enloquecí, esperé unos minutos y luego me acerqué para penetrarla por el culo, pero ella no podía detenerse, le di una fuerte palmada en las nalgas y le dije: “quédate quieta flaca que te voy a dar por el culo” a duras penas obedeció, cuando la penetré, fue la locura total, empezó a moverse como desquiciada.

Yo sólo atinaba a decirle: “¿te gusta perra, te gusta que te culeen así?” Ella sólo gemía, en un momento el calvo se vino en su boca, ella se sorprendió al principio, pero al segundo estaba saboreando su semen como un manjar, yo arrecié mis embestidas ante lo cual ella solo decía: “¡Síí! ¡Culéenme, duro!, rómpanme el culo, ¡riico!, ¡asííí!, no aguanté más, le pregunté ¿dónde lo quieres? Dijo, en la boca, ¡Todo!, se lo puse directo del culo a la boca y lo saboreó sin chistar, se tomó hasta la última gota mientras el flaco la seguía bombeando.

Luego se puso en cuatro y el flaco la penetró por detrás, pero por la vagina, yo le pregunté: “¿Por dónde la está clavando?” Me dijo: “por la conchita”, le repliqué: “dele por el culo duro que a esta perra le fascina”.

Al metérselo la flaca se transformó, empezó a bramar como una perra y solo gritaba: “Eso, así, riicoo, rómpeme el culo papito, llénamelo de leechee, asíííí, ahhh, el flaco al venirse en su culo casi la saca a la calle, para rematar la flaca seguía con ganas y nos dijo: “quiero más, los quiero a todos en la boca, y se arrodilló”, pues la rodeamos y nos empezamos a masturbar en su boca hasta que nos corrimos los tres casi al tiempo, ella sin chistar se bebió cada chorro de semen y recogió cada gota que escurrió por su barbilla, ¡qué perra!



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